Y las rodillas hicieron crash (Nueva web)

domingo, 31 de mayo de 2009

Encerrado

Enjaulado es como me sentía este sábado por la mañana cuando salí a correr por el camino que va desde el camping El Escorial hasta Villalba.
Alambradas continuas jalonaban todo el recorrido manteniéndome encerrado en los pocos metros de ancho de la pista, consiguiendo así, supongo, que las reses bravas que pastaban plácidamente en la dehesa, pudieran verme sin peligro para su salud mental.

Tal vez las vallas no fueran tales, y simplemente las hubieran puesto para marcar el camino a seguir, ya que de no existir se corría el riesgo que algún visitante, es decir yo, se despistase, algo bastante posible teniendo en cuenta mis graves problemas de orientación, y acabase perdido detrás de una encina.

En cualquier caso, con vallas o sin ellas, salí el sábado por la mañana y un poco antes de las 8 me puse a trotar por el camino. Por supuesto no tenía referencias kilométricas intermedias, salvo un cruce con un camino privado que estaba hacia el km 2, y el final, bueno mi final, del camino que había fijado en la intersección con la calle de la Media Luna, ya en Villalba, en el km 6.700.
Así, sin esas referencias me planteé la salida en plan tranquilo, pendiente únicamente de las pulsaciones.

La temperatura era bastante agradable, alrededor de los 20º, tal vez menos porque no sentía demasiado calor.
Durante todo el trayecto fui a un ritmo bastante constante, o eso me parecía a mí, al menos las pulsaciones se mantenían por debajo de las 160 fluctuando muy poco, aprovechando que la pista era practicamente llana y las mayores dificultades consistían en algún que otro bache, y en los breves saludos a los caminantes que cada cierto tiempo me iba cruzando. De esa forma fui acercandome poco a poco a Villalba, pasando por zonas en las que las encinas se cerraban sobre el camino proporcionandome una agradable sombra y por otras en las que los árboles habían huído, supongo que por causa del hacha o de la sierra, y por tanto tenía que sufrir el rigor de este Sol que casi parece ya de verano.

Practicamente a los 39 minutos de haber comenzado llegué a la calle de la Media Luna, donde me dí la vuelta y comencé el regreso.
Al poco de salir de Villalba mis tripas decidieron iniciar un concierto al que no me apetecía nada asistir, por lo que durante casi todo el recorrido de vuelta estuve inventándome mil y una escusas para convencerlas que no era el momento más oportuno, y que si esperaban unos pocos minutos estaba dispuesto a presenciar el concierto y a aplaudir a rabiar al finalizar.
De esa forma con una discusión continua en las que sacaron a relucir todas nuestras miserias y reproches como: "a nosotras nunca nos haces caso", "si fueran las rodillas bien que las escucharías", "te avergüenzas de nosotras" y otras lindezas por el estilo conseguí terminar los casi trece kilómetros y medio en poco menos de hora y veinte. Unos pocos minutos más tarde llegué al bungalow donde nos alojábamos y sin pensarlo compré una entrada en un palco para la ópera con la que al final mis intestinos me obsequiaron no sin prometerles antes que les prestaría la misma atención que a las envidiadas rodillas.


Estadísticas del 27 de Mayo:

  • Distancia (metros): 4800
  • Tiempo total: 26' 30''
  • Ritmo (min/km): 5' 32''

Estadísticas del 30 de Mayo:

  • Distancia (metros): 13400
  • Tiempo total: 1h 17' 54''
  • Ritmo (min/km): 5' 49''

martes, 26 de mayo de 2009

Y se hizo la luz... ¿o se apagó?

Hoy, por fin, me han dicho lo que le pasa a mis rodillas.
Después de 8 largos meses con molestias que no me han abandonado en ningún momento, aunque al menos han tenido el detalle de hacerse bastante soportables, me he encontrado al fin con un diagnóstico, o algo parecido.
No se trata de condromalacia rotuliana, tampoco es una tendinopatía rotuliana como había sugerido la de la ecografía, y aunque sí hay una leve tendinitis rotuliana esta no es sino la consecuencia del problema real.
  • Tiene las rodillas bizcas .-me soltó de sopetón la traumatóloga entornando los ojos.
Antes de que continuara hablando me acerqué tambaleante hasta la puerta intentando digerir la noticia, y tras asomarme comprobé que en el letrero no ponía oftalmología sino traumatología, al menos yo no me había equivocado de sala.
Aún así miré a mi alrededor buscando esos cartelitos con letras que se usan para determinar el estado de la vista, sin conseguir encontrar ninguno, parecía que tampoco me había equivocado de especialista, pero entonces ¿por qué me había dicho eso?.
  • ¿Bizcas?, ¿las rodillas?... ¿y es grave? es que verá yo hasta ahora las rodillas no las usaba para ver, si ahora no voy a poder mirar con ellas supongo que eso no me supondrá un trastorno muy grande, al menos no más grande que el que he sufrido sin saberlo toda mi vida al utilizar mis ojos en lugar de las rodillas para ver.
La traumatóloga me puso una mano en el hombro supongo que intentando consolarme y me dijo:
  • Bueno, no podemos arreglar este desaguisado pero al menos sí podemos intentar mitigar sus efectos.
Yo ya me estaba imaginando como quedarían algunas lentillas correctoras o tal vez un par de monóculos y para hacerme a la idea me quité las gafas y las puse delante de las rodillas, primero de una y luego de otra, el problema es que no pude ver nada porque yo sin gafas veo menos que Rompetechos.

Pensé también en poner unos bastones de ciego en las rodillas para que suplieran sus carencias visuales pero el movimiento espasmódico que tenían que hacer para mover el bastón a ambos lados me daba un aspecto excesivamente cómico, por lo que tuve que desechar esa idea.

Al final, ni lentillas, ni monóculos, ni bastones, al parecer la solución podía pasar por algunas sesiones de rehabilitación, que imagino será algo parecido a la cirugía laser que se usa para la miopía. ¿Mira que si además de ser bizcas las rodillas descubren que tienen también varias dioptrías?.

Al salir de la consulta, como no terminaba de creermelo, decidí ponerme a prueba, por lo que cerré los ojos e intenté llegar a la ventanilla de citas guiandome por la visión estrábica de mis rodillas. Sin embargo tras chocarme con varias personas y un par de columnas me dí cuenta que no funcionaba, realmente mis rodillas debían estar muy mal pues era incapaz de ver con ellas.

Ahora me toca esperar dos meses y medio para que me vuelvan a ver y dictaminen el número de sesiones que necesito, que imagino no comenzarán antes de octubre, aunque no se de qué año.
Confío en que la pérdida de visión no vaya a más durante la espera. Por si acaso, durante todo este tiempo, seguiré utilizando rodilleras, al menos así la luz del sol, que todos sabemos lo perjudicial que puede llegar a ser para los órganos de la vista, no fastidiará mucho las rodillas.

Todo esto se traduce en que debería hacer un parón en esto del correr, pero como llevo 8 meses así y en lo que va de año las tuercas y tornillos de las rodillas no parece que estén más oxidadas y tampoco chirrían más que antes, creo que aguantaré alguna semana más, como mínimo hasta la media de Leganés y cuando esta pase ya pensaré lo que hago.

lunes, 25 de mayo de 2009

Que siga la fiesta muchos años más

Las previsiones de tiempo para este domingo no eran muy halagüeñas, lo que hicieron que al final cambiaramos los planes, y al final tuvimos que suspender para otro momento la velada de domingueros que ibamos a tener después de la carrera.

Con esas perspectivas nos levantamos por la mañana sin saber muy bien si la lluvia acompañaría o no, pero en cuanto me asomé por la ventana me encontré con que pocas nubes había y un reluciente Sol se asomaba dispuesto a castigar a los que ibamos a correr el I Cross Popular Club Amigos.

Mientras preparabamos las cosas recibí un mensaje de Dani (de Zapatillas con velcro) que avisaba que no podrían acercarse a la carrera por una indisposición durante la noche, por lo que se tendría que posponer para otro momento el día en el que compartamos una carrera.

Un poco antes de las 9:30 salimos del garaje y el termómetro ya marcaba 20º, mucho más bajo que los que habiamos tenido la semana anterior, pero mucho más alto de lo que yo esperaba y deseaba. Llegamos a eso de las 9:45 y tras dejar el coche en el aparcamiento, que aun estaba bastante vacío, nos dirigimos hacia la zona de salida a recoger chip y dorsal.

Tras dejar a los niños y a mi pareja en la vecina pista de patinaje me puse a calentar un poco y estirar pues seguía con la idea de hacer algunos kilómetros antes para al juntarlos con la carrera tener otra tirada larga.
A eso de las diez y media pasadas me puse a trotar por la calle principal hacia el centro de interpretación. Teniendo en cuenta que tenía menos de media hora, decidí hacer un recorrido corto de poco más de 4 km a un ritmillo muy tranquilo, suponía que marchando a algo más de 6'/km me sobrarían unos minutillos para volver a estirar antes de que dieran la salida.
El principal problema es que no tenía referencias de kilómetros, ya que mi memoria no era capaz de almacenar esa información (llevaba tres posibles recorridos de distinta longitud para elegir en función del tiempo y ganas que tuviera y ya no me quedaba espacio en la cabeza para guardar también las marcas de cada kilómetro).
Así sin referencias decidí trotar por sensaciones procurando no forzar nada y sobre todo disfrutar del tranquilo paisaje que me proporcionaba el parque principalmente la orilla del arroyo y de la laguna.
De esa forma completé el recorrido en poco más de 25 minutos, y cuando acaba de empezar a estirar dieron la salida, se ve que o mi reloj iba atrasado o el de la organización iba adelantado.
Me puse en mi lugar natural, es decir en los últimos lugares y andando tranquilamente pasé por la alfombrilla de salida con un retraso de algo más de 1 minuto.

Al principio resultaba bastante complicado correr pues el camino que se tomaba a la salida no era lo suficientemente ancho para absorber tal cantidad de gente, aún así fuí poco a poco adelantando y cogiendo mi ritmo que confiaba no fuera muy rápido, de hecho había prescindido de la música que suelo escuchar en carreras (normalmente AC/DC) y la había sustituido por Peter Gabriel.
Durante esa primera vuelta la única marca de kilómetro que ví fue la del 2/7, por donde pasé en poco más de 11 minutos, más rápido de lo que quería pero tampoco era un ritmo excesivo.

Entre el kilómetro 3 y 4 pasé por primera vez junto a la pista de patinaje, donde estaba mi familia por lo que me desvié ligeramente para chocar la mano de los tres, y de paso recargar mis reservas de adrenalina con sus ánimos.

Un poco más adelante, supongo que pasado el cuarto kilómetro, cuando iba bordeando el estanque me adelantó un tiarrón que iba animando a alguien que iba unos metros más atrás, al fijarme en su cara reconocí el rostro de alguien a quien solo había visto en algunas fotos en internet, "Casi" del foro de Novat08, y que hacía pocas semanas había completado su primera maratón. Aproveché el momento para saludarle y coger su estela que pude seguir a duras penas hasta el kilómetro 7 en que tuve que dejarle marchar junto a su cuñado. En esos 3 kilómetros había incrementado el ritmo más de lo que quería, así que aflojé un poco pues no era mi intención cebarme, al fin y al cabo la idea de hacer 4 kilómetros previos era para trotar al final a un ritmo constante pero no asfixiante.

Hacia el 8 y medio volví a pasar por mi particular avituallamiento de ánimos y tras otro choque de manos y darle una voz a mi hijo pequeño para que no me siguiera pues había empezado a correr mientras decía "me voy contigo papá", encaré los últimos metros de la prueba.

Llegando al 9 adelanté a un chaval, imagino que voluntario del Club Amigos, que empujaba una silla de ruedas en la que iba otro de los participantes, la verdad es que me quedé asombrado por el mérito de ese chico que llevaba 4 kilómetros (supongo que 4 porque si encima llevaba 9 sería no para aplaudirle sino para hacerle un monumento) empujando de una silla de ruedas con todo lo que debe pesar.

Seguimos bordeando el estanque y justo en la curva que precedía a la recta de llegada me encontré con los niños que me escoltaron hasta la misma meta, así que no me quedó más remedio que hacer un tímido sprint para que ellos también pudieran hacerlo pues es lo que más les gusta de las carreras.

El reloj marcaba 55'53'' cuando pasamos sobre la alfombra, que al descontar el minuto largo de demora en la salida dio un tiempo neto de 54'49'', más rápido de lo que me hubiera gustado pero reconozco que me cuesta mucho controlarme en carrera.

A la vista del resultado y del recorrido tengo muy claro que esa carrera era la ideal para haber intentado bajar de los 52' pero no me arrepiento de haberme decidido por ir más lento a cambio de hacer unos kilómetros más, como mínimo me da más confianza de cara a la media de Leganés. Además para bajar mi tiempo de 10km ya habrá otras carreras.

Lo que si tengo claro es que si repiten esta carrera volveré a participar en ella por varias razones:
  • me encanta correr por el parque Polvoranca
  • la organización estuvo muy bien, salvo pequeños detalles que seguro pulen en el futuro
  • los 6 € que cuesta me parecen una buena inversión al ir destinados a una asociación (Club Amigos de Alcorcón) que trabaja para ayudar a personas con discapacidad intelectual.

Después de recoger bebidas bolsa y descansar un poco, nos volvimos a casa sin opción a probar la paella post-carrera pues al final la reunión de domingueros quedó transformada en una velada casera.

Estadísticas del 20 de Mayo:

  • Distancia (metros): 6500
  • Tiempo total: 38' 23''
  • Ritmo (min/km): 5' 55''

Estadísticas del 24 de Mayo:

  • Distancia (metros): 4300
  • Tiempo total: 25' 35''
  • Ritmo (min/km): 5' 57''
  • Distancia (metros): 10000
  • Tiempo total: 54' 49''
  • Ritmo (min/km): 5' 29''



viernes, 22 de mayo de 2009

Clasificación de corredores

Al hilo de unos comentarios en Zapatillas con Velcro, y en un alarde sin precedentes de mi solitaria neurona me puse a pensar (es una forma de hablar, tampoco hay que tomárselo en serio) en los distintos tipos de corredores que existen según su formación (o más bien deformación) profesional o académica.

Así, en una primera aproximación, y siendo consciente que se quedarán muchos en el tintero nos podemos encontrar con la siguiente tipología:
  • El psicólogo.- Sale a correr con la intención de tumbarse en el diván a contar sus sensaciones a su muñeco de peluche, pero inmediatamente regresa pues es incapaz de esperar tanto tiempo sin confesarse y autoanalizarse.
  • El filósofo.- Mientras corre piensa en el sentido de cada zancada que da, si realmente le aproxima o le aleja de su objetivo o si como intuye le conduce siempre al punto de partida, lo que le lleva a cuestionar el objeto real de salir a correr.
  • El filólogo de lenguas clásicas. Se pasa toda la sesión estudiando el origen de las palabras fartlek y mizuno, y como no puede llegar a determinar si sus raices son griegas o latinas decide abandonar y acaba por refugiarse en la biblioteca para releer "La Ilíada", por supuesto en su idioma original.
  • El historiador.- Antes de salir a correr investiga los orígenes reales de esta actividad para darse cuenta que en sus comienzos, estaba íntimamente ligada a las primeras luchas por el poder en el seno del clan, para pasar posteriormente a ser una digna actividad de los nobles románticos y convertirse finalmente en un intento de hacer que la masa popular corra sin ningún sentido hacia ningún lugar, lo que le lleva a la conclusión de quedarse en su casa para escribir un ensayo sobre "la utilidad de las carreras populares como forma de control por parte de las clases dirigentes".
  • El informático.- Planifica hasta el más mínimo detalle cada una de las salidas, la ruta por donde va, el perfil de la misma, el tiempo de paso por cada kilómetro, el peso que debe tener al empezar y cuánto debe perder al terminar, sin embargo 5 minutos antes de salir le mandan a comprar el pan, tiene que esperar 20 minutos por la cola que hay, 20 minutos más porque se les ha acabado y tienen que reponerlo, cuando vuelve se encuentra con un vecino plasta que le entretiene otros 15 minutos para contarle lo que pasó en la última reunión de la comunidad. Cuando finalmente sale, con una hora de retraso, se da cuenta que solo lo quedan 45 minutos para hacer los 8 kilómetros que marcaba su plan, así que se salta el calentamiento y los estiramientos, lo que hace que al poco de empezar se casque y tenga que volver a su casa a ponerse hielo en las maltrechas piernas mientras piensa "para el próximo día tengo que planificarme mejor".
  • El informático veterano.- Tiene un vago recuerdo que una vez corrió varios kilómetros seguidos, aunque tal vez no fuera más que un sueño, por lo que ha planificado una tarea diaria que hace una copia de ese recuerdo en el día actual, así cuando llega por la tarde a casa, después de una jornada de trabajo, se encuentra con el recuerdo reciente de haber corrido también ese día esos kilómetros, por lo que acaba dandose un homenaje con unas cervecitas y una ración de oreja, y todo ello sin sudar por el esfuerzo. ¡Qué gran descubrimiento fue el cron!
  • Matemático por inducción.- es capaz de correr 10, 20, 30 kilómetros o los que sean sin correr realmente ninguno, porque da el primer paso, luego se monta en un coche que le lleva hasta otro punto del recorrido y comprueba que desde ahí puede dar otro paso, lo que demuestra que es capaz de dar todos los pasos necesarios para completar la distancia que sea.
  • Matemático por reducción al absurdo.- cuando va a salir a correr se dice:
    1. supongamos que no puedo correr
    2. si no puedo correr tendré que ir andando
    3. salgo a la calle y llego al paso de cebra
    4. mientras cruzo veo que viene hacia mí un coche sin intención de parar
    5. corro los dos metros que me quedan hasta la acera, pero esto entra en contradicción con la premisa inicial, por tanto queda demostrado que sí puedo correr, de lo que se deduce el siguiente corolario:
      • como acaba de quedar demostrado que sí puedo correr mejor nos quedamos tumbados en el sofá y así no corremos el riesgo de ser atropellado.

domingo, 17 de mayo de 2009

De mis muros y otras neuras

La cuesta de Pimiango
es particular

si la subo me canso
como en las demás.

Arrastrate
y vuelvete a arrastrar
que ya llega el del mazo
a dejarte sin trotar.

H, I, J, K,
L, M, N, A
que si tu no me subes
otro loco subirá

Bajadita, caminillo
para, para,
que te pillo.
A estirar, a estirar,
o un calambre
te va a dar.


Había prometido que no lo iba a volver a hacer, que no volvería a torturar a los despistados que se asomaran por aquí, usando una canción con la letra trastocada, pero se ve que no tengo palabra, aunque al menos puedo alegar en mi defensa que puesto que estoy muerto, o parafraseando al poeta con su frase más célebre "no siento las piernas", no se debería ser demasiado exigente conmigo.

El caso es que antes de entrar en detalles sobre mi muerte tenía pendiente hacer un breve resumen de la última semana en la que como hecho más relevente acaeció la participación de las chicas de mi casa en la "carrera de la desigualdad y a favor de la discriminación", la autodenominada Carrera de la Mujer.

El domingo pasado nos levantamos los cuatro y a pesar de los nubarrones y algunas gotas que empezaban a caer, pusimos rumbo al Retiro. Al llegar a Atocha y sin posibilidad de pérdida, seguimos a la gran marea azul que subía por Alfonso XII en busca del chip. Tras recoger unos globos para los niños, los chips para ellas y encontrarnos con mi cuñada, sobrino y cuñado nos dirigimos a la salida a ritmo de la histérica del micrófono que intentaba "relajar" a las participantes con gritos del estilo a "¡solo quedan veinte minutos! ¡os quiero a todas en la línea de salida YA!".

Al fin dieron la salida y por supuesto no había forma de correr, ni siquiera de andar, o al menos a lo que yo llamo andar, ya que el ritmo que se llevaba era el típico que se usa para pasear en una calle llena de escaparates. Un montón de minutos después conseguimos traspasar la alfombrilla de salida pero seguiamos sin poder correr ya que la mayor parte se entretenía saludando a quien había dado la salida, que no era otra que la esposa del hijo de su padre... bueno, sí ya se que la etiqueta exige que la nombre de otra manera, utilizando ciertos títulos y por supuesto tratándola de usted aunque a mí pueda tratarme de tú, pero es que si hago algo así, no me quedaría más remedio que acabar tarareando "la marsellesa" y soltar de vez en cuando un "¡vive la guillotine!", y quien sabe que tal se lo tomarían en la Zarzuela.

Al salir del Retiro empezamos a trotar algo y así marchamos hasta llegar a Alfonso XII, a ratos andando y a ratos trotando. Cuando comenzaba la cuesta, cogí a mi hija de la mano y la piqué para que se la subiera corriendo sin parar, por lo que nos separamos unos metros del resto de la familia que prefirieron abordar con algo más de calma la subida. Al poco de llegar a la estatua del ángel caído, cuando ya la cuesta suavizaba y se convertía en un falso llano, dejamos el trote y seguimos unos metros andando para que cogiera un poco de aire. Unos metros más atrás, medio ocultos entre la masa azul que cubría la calle marchaba el resto de la familia, que se acercaba a nosotros cuando Marta me pedía caminar un poco y se volvían a alejar cuando volvíamos otra vez a trotar. Y así llegamos hasta el final donde para mi sorpresa nos encontramos con que lo único que les daban era una botella de agua ¿ni una pieza de fruta? ¿ni una barrita de cereales?, en fin, mejor no comento nada sobre la organización de esta carrera porque es lo mejor que puedo hacer. Medio minuto después nos reunimos con el resto de la familia y huimos de allí antes de que hiciera su aparición el Busta.

Después de la carrera me tomé unos días de descanso forzoso, como siempre la dichosa falta de tiempo, y tras una breve salida de 5 kilómetros el martes, el jueves empaquetamos el coche y nos fuimos a pasar el puente a Asturias. Allí me había preparado una rutilla siguiendo parte de la senda costera desde Bustio, con alguna que otra cuesta, como pudimos comprobar el viernes cuando nos fuimos los cuatro a recorrer una parte andando. El recorrido es muy agradable para todos los sentidos, pasando por un bosquecillo que al principio es de robles, mezclado con encinas, sí es cierto, encinas en Asturias, y luego es sustituido por el intruso eucalipto.

El sábado me levanté prontito por la mañana y salí de casa con más miedo que otra cosa, pues después de ver las cuestas que me esperaban, sobre el papel había algunas de un 12%, que a mí me parecían completamente verticales, no tenía nada claro que pudiera terminar los 14 kilómetros sin recurrir a la opción de andar.



Los dos primeros kilómetros eran favorables, de cara al esfuerzo, aunque las piernas se resentían por tener que ir frenando para no bajar rodando la cuesta del Cantu, y es que la pendiente de este camino, unido a los pedruscos que aparecen clavados por toda su extensión lo hacían bastante incómodo de bajar... "sí tú quejate ahora que estás bajando que cuando vuelvas por aquí vas a tener que subirlo".

Una vez en Bustio, todavía fresco, me dirigí al comienzo de la senda costera, una pequeña explanada que sirve de aparcamiento, situada entre la vía del FEVE y la carretera nacional; tras pasar bajo esta última giré hacia la izquierda abandonando el carril que se dirige hacia el puerto de Bustio, situado al final de la ría. Ya desde aquí el camino empieza a subir, al principio muy suave, pero a unos 500 m. desde el comienzo de la senda costera, aproximadamente mi tercer kilómetro, empiezan ya las primeras rampas importantes, que van aumentando su pendiente durante 1 kilómetro y medio hasta llegar casi a Pimiango. Por este tramo ya no sabía si el tiempo se había detenido porque el gesto de correr lo hacía a cámara ultralenta, todo lo que concernía a mí se había ralentizado y así pude ver como un par de babosas me adelantaron con facilidad mientras charlaban entre ellas.
Dejando Pimiango a la izquierda tomé un camino hacia el otro sentido y durante un kilómetro recuperé ligeramente el fuelle aunque la pendiente me había dejado ya muy tocado. Un poco más adelante, y tras pasar junto a un grupo de vacas que soltaron varias carcajadas al verme pasar, llegué hasta un mirador desde el que se podía contemplar el mar, y justo en ese punto comenzaba una bajada vertiginosa en forma de serpiente que se enroscaba una y otra vez haciendo que mi paso no fuera muy rápido por miedo a salirme del camino.
La senda seguía internandose por el bosque subiendo y bajando sin parar por un paisaje que en otras circunstancias hubiera podido disfrutar mucho más. Al pasar junto a las ruinas del Monasterio de Tina, al camino le crecieron unos escalones que conducían en un descenso aún más vertiginoso hasta un puentecillo. Al otro lado del puente el camino subía por una pendiente similar aunque en este caso no había escalones. Mientras me arrastraba por esta pendiente me iban entrando unas tentaciones irresistibles de colgarme de la barandilla y subir apoyandome en ella, pero por un amor propio mal entendido continué haciendo como si corriera aunque la realidad es que iba más despacio que si fuera andando.
Al fin la cuesta terminó y un breve llano me condujo hasta la carretera que va desde Pimiango a la cueva del Pindal. Allí, y tras una breve duda, el cansancio que tenía hizo que me desorientara completamente a pesar que era evidente que tenía que coger la carretera hacia la izquierda, continué por la pista asfaltada, otra vez cuesta arriba, aunque casi me pareció poca cosa, después de la cuesta que acababa de escalar. Al fin coroné justo a la altura de un mirador que hay en una zona bastante despejada y un poco más adelante entraba en Pimiango.
En el pueblo la idea era girar hacia la izquierda para buscar la senda por la que había subido desde Bustio, pero si yo tengo una oportunidad de perderme seguro que lo haré, así que como no podía ser de otra manera me metí por otra calle desdeñando la correcta. Tras un breve rodeo, encontré el camino correcto y un rato después estaba sobre el camino de vuelta a casa, aunque ahora, y al menos durante dos kilómetros era favorable.
Después de un descenso bastante rápido llegué a Bustio y me encaminé al Cantu, algo más de un kilómetro de subida con algunos tramos que se acercaban al 9% de pendiente, vamos otro muro más donde volver a estrellarme, por suerte esta ya era la última cuesta y a duras penas conseguí terminar la ruta. Al final 14 kilómetros en algo más de una hora y media, a 6'40'' de media aunque hubo varios kilómetros que fuí incapaz de moverme a menos de 8'. Lo que no tengo muy claro es en qué punto del recorrido fallecí, más que nada para llevarme un ramo de flores como recuerdo.

Supongo que si al final resucito, no se si al tercer día o al tercer mes, tendré que volver a intentar este recorrido, pero de momento pasará mucho tiempo hasta que me vuelva a plantear correr por esas cuestas, eso sí tengo que volver para hacerlo andando y disfrutar completamente del paisaje porque sin duda merece la pena, aunque la opinión de un muerto no sea muy fiable.

Y el domingo que viene la carrera popular del Club Amigos en el parque Polvoranca, un 10k bastante llano que me lo había planteado como un buen momento para intentar bajar de los 52', pero que ahora estoy pensando en tomarmelo un poco más tranquilo, tal vez comenzar media hora antes de la carrera trotando otros 5k y enlazando luego con la carrera en plan relajado para que al final resulte otra tirada larga, con vistas sobre todo a la media de Leganés. A lo largo de esta semana decidiré.

Por cierto, si alguien conoce algún líquido para conservar a los muertos que me lo diga, porque con estos calores creo que voy a empezar a oler a podrido en muy poco tiempo.

Estadísticas del 6 de Mayo:

  • Distancia (metros): 6350
  • Tiempo total: 33' 54''
  • Ritmo (min/km): 5' 21''

Estadísticas del 9 de Mayo:

  • Distancia (metros): 7600
  • Tiempo total: 40' 21''
  • Ritmo (min/km): 5' 19''
Estadísticas del 12 de Mayo:

  • Distancia (metros): 5050
  • Tiempo total: 25' 36''
  • Ritmo (min/km): 5' 05''

Estadísticas del 16 de Mayo:

  • Distancia (metros): 14010
  • Tiempo total: 1h 33' 24''
  • Ritmo (min/km): 6' 40''

viernes, 8 de mayo de 2009

My name is Rosa Parks

Hace 54 años, en 1955, en un estado del sur de USA una persona fue encarcelada por negarse a ceder su asiento a otra persona, tal como estipulaban las leyes de segregación racial. Esta persona infringió la ley y por ello fue condenada, pero su acción marcó oficialmente el comienzo de la lucha por la derogación de esas leyes.

54 años después, y en nombre de unas supuestas medidas para ayudar a ciertos "colectivos" se practica otra especie de segregación, no tan dramática pero en cualquier caso suficientemente despreciable, este domingo se celebra en Madrid la carrera de la Mujer en la que se niega la participación de algunas personas únicamente por su género, es decir se practica discriminación, de forma consciente, sobre alguien por no tener determinadas características físicas. Hace 54 años a Rosa Parks la discriminaban porque el color de su piel no tenía el blanco inmaculado de los cerebros podridos de los racistas, hoy a aquellos que en nuestro DNI pone "Sexo: V-M" nos discriminan impidiéndonos participar en una fiesta en forma de carrera, junto a nuestras parejas, hijas, madres o amigas, simplemente porque quienes organizan este evento tienen el cerebro corrompido por un machismo disfrazado de feminismo.

Aún así, este domingo, y si la alergia no nos lo impide estaremos allí pues mi pareja, su hermana y mi hija tienen la ilusión de hacerla trotandando (un rato al trote y otro andando), y tanto mi hijo como yo mismo marcharemos con ellas los 6 kilómetros, no por cabezonería nuestra sino porque a ellas les apetece compartir ese momento con nosotros y lo que puedan pensar los organizadores me trae al fresco pues por mucho que le duela, los protagonistas no son ellos sino quienes van a participar en la carrera.

Si tuviera tiempo suficiente es muy posible que acabara por presentarme el domingo con dos pseudo-dorsales (uno para mi hijo y otro para mí), en el que pusiera en los dos el número 1955 y debajo o encima el nombre Rosa Parks, pues salvando las distancias este domingo muchos seremos Rosa Parks.

martes, 5 de mayo de 2009

Correr, comer


harta de lo que sudo
yo
de correr contra el viento,

¿que si soy un poco chulo?
¿yo?
¿que en qué gasto mi tiempo?

- En correr, comer, la historia de siempre
meterme mil series, picar a la gente
llegar a la casa y joder que guarrada en los pies.

Voy arrastrandome por el suelo y huyendo de las nubes,
no sé si son las gotas o el barro que me cubre.
Ya no siento na, que todo son dolores.
¿Dónde estarán mis huesos? que soy un mar de olores.

Correr, comer, la historia de siempre
meterme mil series, picar a la gente
llegar a la casa y joder que guarrada en los pies,
y al día siguiente...

Y cuando llego a casa me vacilan:
- ¡eh tú! ¿dónde vas caminando?, ¿qué has estao haciendo?
- te prometo que no he andado más, que he mejorao mi tiempo,
que lo he usado en:

Correr, comer, la historia de siempre
meterme mil series, picar a la gente
llegar a la casa y joder que guarrada en los pies,
y al día siguiente...

"Para algunos vivir es trotar
una calle asfaltada de dorsales,
zapatillas y chips.

Yo el más paquete soy
y sólo deseo que la recta que surge
del último jadeo de mis músculos,
me lleve trotando
hasta el siguiente..."

Correr, comer, la historia de siempre
meterme mil series, picar a la gente
llegar a la casa y joder que guarrada en los pies,
y al día siguiente...


Adaptación libre del tema Salir de Extremoduro


Pues sí, a la acción de correr le sigue inexorablemente la de comer y, al menos en mi caso, con gran placer.
Nunca me he caracterizado por comer demasiado, ni mucho ni poco, aunque desde hace casi un año que llevo corriendo, o haciendo algo parecido, sí he notado que le meto al cuerpo más alegrías gastronómicas que antes, y sobre todo porque si un día me paso con la comida, no me entran remordimientos de conciencia ya que en cierta forma me lo he ganado.

El viernes por la mañana salí a correr por la mañana con la idea de hacer lo que para mí sería como una tirada larga, unos 12 km, a ritmo suave, controlando que las pulsaciones no se dispararan. El caso es que la temperatura fresca, las nubes y la brisa que se levantó acabaron por animarme y aumenté al final la distancia hasta 15 kilómetros manteniendo casi todo el tiempo las pulsaciones por debajo de 160. Al terminar acabé un poco cansado pero bastante satisfecho porque tenía la sensación que a pesar del cansancio podía haber seguido algunos kilómetros más al mismo ritmo.
Para celebrarlo y aprovechando que el día anterior a mi pareja y a mi hija mayor se les antojaron unas porras para desayunar, de camino a casa me pasé por la churrería y me aprovisioné con una buena cantidad de porras y churros, y aunque a mí no me entusiasman demasiado me supieron a gloria.

El día siguiente tocaba descanso así que nos montamos toda la familia en el coche y nos marchamos a la sierra en compañía de mis cuñados y un sobrino, con la intención de caminar un poco por la zona de la Fuenfría (en Cercedilla).
Después de una rutilla por el camino Agromán, la vereda de enmedio y la carretera de la República, y tras comer unos bocadillos que también nos supieron a exquisitos manjares, escuché una frase que me hizo despertar de golpe del estado somnoliento en el que me había quedado "¿corremos el domingo que viene la carrera de la mujer?". Sacudí la cabeza, comprobé que no tenía los oídos taponados, ni que una ardilla me había golpeado la cabeza con una piña y me restregué los ojos confirmando que mi pareja acababa de hacerle esa pregunta a su hermana. Ella estaba igual de sorprendida y tal vez eso fue su perdición pues no supo negarse a tiempo y acabó cayendo en las redes que de forma sorprendente le había tendido su hermana menor.
Yo no daba crédito a mis oidos, hacía un par de meses que había intentado convencerla de que se apuntara y ella siempre acababa mandandome a Alpedrete (un lugar al que me han mandado muchas veces en el pasado, aunque sigo sin tener el placer de conocerlo), y ahora, de buenas a primeras, cuando a mí ni se me pasaba por la cabeza plantear el tema, lo saca ella y encima lía a su hermana, y por supuesto a mi hija que en cuanto se enteró dijo que ella se apuntaba también y formaba equipo con su madre. Así que el domingo que viene me tocará, junto a mi hijo pequeño, hacer de aguadores, animadores y tal vez fotógrafo.

El domingo volví a levantarme pronto aunque en esta ocasión la idea era correr unos pocos kilómetros a un ritmo cómodo, y por una vez me hice caso pues solo fueron 6 kilómetros a un ritmo de 5 y medio. A la vuelta, y aprovechando que mi madre estaba en mi casa, dejamos a los dos niños con ella y acompañé a mi pareja a que trotara un poco, más que nada para que se autoconvenciera que marchando a ratos corriendo y a ratos andando podía terminar sin problemas los 6 km de la carrera de la mujer. Al final cayeron 4 km, de los que 3 fueron corriendo e intercalados entre ellos dos medios andando para recuperarse. El último kilómetro terminó sin aliento porque yo no me dí cuenta y ella incrementó el ritmo, con respecto al primer kilómetro en casi un minuto. Si consigo que los tramos que corra lo haga a un ritmo como muy rápido, de 7'45'' a 8' podrá completar sin problemas la carrera; al fin y al cabo con lo poco que ha corrido no se puede pedir más, eso sí los estiramientos le tienen que salir perfectos, que algo debería notarse el pilatos ese ¿o era pilates?.


Estadísticas del 1 de Mayo:

  • Distancia (metros): 15100
  • Tiempo total: 1h 24' 56''
  • Ritmo (min/km): 5' 38''

Estadísticas del 3 de Mayo:

  • Distancia (metros): 6350
  • Tiempo total: 34' 41''
  • Ritmo (min/km): 5' 28''